España, situada a caballos entre dos continentes, constituye un puente geográfico en el que dan vida los diversos sistemas naturales. Si apenas solución de continuidad podemos pasar por el bosque templado característico de las zonas centroeuropeas a la aridez de la estepa, que nos acerca la fisonomía de la sabana africana. En el escaso tiempo que nos ocupa ascender por la ladera de una montaña atravesaremos el mediterráneo o el de tundra. Esta diversidad de ecosistemas hace que la península ibérica y de sus islas un reducto geográfico de importancia excepcional, ya que el valor de los paisajes en si se une el de la fauna y la flora que la albergan, las más ricas de Europa occidental.
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