La tragedia de la erupción del volcán Vesubio
Un terremoto causó graves daños a la ciudad de Pompeya (Italia)
en el 63 d.C., y una erupción del Vesubio la destruyó en su totalidad en el 79
d.C. sepultándola junto con las ciudades de Herculano y Stabias.
Entre los aspectos más importantes de los descubrimientos
destaca el grado de conservación extraordinario de los objetos encontrados. La
lluvia de cenizas húmedas que acompañó a la erupción formó un sello hermético
sobre la ciudad, conservando muchas estructuras públicas, templos, teatros,
termas, tiendas y casas particulares. Además, entre las ruinas se encontraron
los restos de más de 2.000 víctimas del desastre, incluidos varios gladiadores
encadenados para que no se escaparan o se suicidaran.
Las cenizas, mezcladas con la lluvia, se depositaron alrededor
de los cuerpos tomando su forma y éstos se conservaron aún después de que se
convirtieran en cenizas. Los investigadores vertieron escayola líquida dentro
de algunos de esos moldes y así se han conservado las formas de los cuerpos;
algunas de estas figuras se exponen en el museo construido en la actual ciudad
de Pompeya, cerca de Porta Marina, una de las ocho puertas de la ciudad. La
mayoría de los habitantes escaparon a la erupción, llevándose sus efectos
personales.
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