Es un huésped popular de nuestros bosques pero no se deja observar
fácilmente, sobre todo si no se conocen a fondo sus hábitos. Principalmente
nocturno, entra en actividad durante las últimas luces del crepúsculo. Es en
este momento cuando deja el refugio donde había estado escondido durante el
día, para ir a pacer a las praderas y a los campos lindantes de los bosques.
El corzo vive en pequeñas manadas de cuatro a diez cabezas, pero
frecuentemente se encuentran por parejas. Este cérvido es maestro en el arte de
desplazarse sin ruido. Es muy ágil y su paso rápido le permite a menudo sacar
ventaja a cualquier eventual enemigo. Siendo un excelente nadador, el corzo no
duda en echarse al agua para atravesar un río o incluso un lago. Su
alimentación esta basada en las gramíneas, brotes con yemas y hojas tiernas. Su
reproducción es rápida por lo que crecen rápidamente ya que no tiene muchos depredadores
naturales.
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