2 ene 2013
LA CALDERA DE TABURIENTE
Centro religioso el pueblo benahorí, como eran llamados los nativos de La Palma, el Roque Idafe. La Caldera representa excepcionalmente el ecosistema del pino canario a parte de un alto número de especias de flora endémica, sobre todo en sus roquedros. Sus formaciones geológicas. Sus formaciones geológicas y los restos geológicos del pueblo benahorí que se han encontrado en diversos lugares de la Caldera, son otros elementos de indudable interés. La isla de la Palma está situada en el sector noroccidental del archipiélago canario y el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente ocupa su parte central. Fue creado como tal en octubre de 1.954 y ampliado hasta las actuales 4.690 hectáreas en 1.981. Es una gran depresión en forma de herradura abierta al sudoeste con una única salida natural hacia el mar por el barranco llamado de Las Angustias. Desde el año 1.557 y hasta hoy día los territorios del Parque Nacional son propiedad de la Comunidad o Heredamiento de las Haciendas de Argual y Tazacorte. Formada por más de 1.500 comuneros.
Quietud y silencio son los sinónimos de la Caldera de Taburiente. La fauna vertebrada de este Parque Nacional es escasa y la mayoría de los mamíferos son especies introducidas a excepción de los murciélagos. El arruí y las cabras son una plaga para las plantas endémicas de la zona, así como el conejo. Se encuentran perros asilvestrados y gatos cimarrones. En cuanto a los reptiles, únicamente cuenta con el perenquén y lel abundante lagarto tizón. Entre los anfibios se pueden ver la ranita de San Antonio y la rana común.
Sobrevolando la Caldera es frecuente observar al cuervo, la chorva piquirroja que por aquí llaman graja y es de destacar por ser en La Palma en la única isla canaria en la que se encuentra. Las rapaces no son escasas: ratoneros, llamados aguilillas, búho chico y muchos cernícalos. Paloma bravía y turqué. Herrerillos, currucas capirotadas que llaman capirotes, mirlos, reyezuelos, son algunos de los paseriformes. En el interior del Parque Nacional se encuentra una cueva volcánica, muy cerca del borde superior a más de 2.000 metros de altitud. En ella, bajo las peculiares condiciones de oscuridad, alta humedad e intenso frío, vive un escarabajo cavernícola, endémico de La Palma, que ha perdido los ojos y la pigmentación para adaptarse a tales condiciones.
La fauna invertebrada es enormemente variada, la araña lobo, de gran tamaño pero inofensiva, frecuente en la hojarasca y bajo las cortezas de los troncos caídos. La escolopendra, a la que los isleños llaman ciempiés, puede alcanzar un palmo de longitud y su picadura es bastante dolorosa, aunque no tiene peligro.
Los desniveles de hasta 2.000 metros presentes en La Caldera hacen posible que en ella se reúnan prácticamente todos los tipos de vegetación presentes en el archipiélago. El pino canario, resistente como ninguna especie al fuego y las temperaturas extremas y con la particularidad de tener tres acículas en lugar de dos, es la estrella por excelencia de este ecosistema.
Acompañando al pino se encuentra a menudo el amagante, una jara endémica de Canarias cuyos frutos servían de alimento a los aborígenes canarios, y el faro. La inflorescencia del bejeque noble o rojo, de gran vistosidad y una planta bastante abundante en los roquedos. Las formaciones de fayal-brezal también están presentes en el interior de La Caldera. Bejeques, tabaibas y verodes salpican todos los roquendos y paredes de La Caldera a todas las alturas.
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