Llegó el fenómeno meteorológico La Filomena, esa particular borrasca que se adentraba por las Islas Canarias azotando la zona con fuertes vientos que llegaron a superar rachas de más de 130 km por hora. Pero estaba a punto de despertar y explotar en la misma península lo que hacía ya, unos años, no habíamos vivido.
La Agencia Estatal de Meteorología, nos informaba anticipadamente de lo que estaba por venir, y sí, se cumplió, es más, se superó con creces todo cuanto estaba previsto. Esas imágenes que pasarán a la historia en muchas ciudades del territorio español.
No solo dejó imágenes bellas, tiñendo todo de ese blanco impoluto, de esa luz tan intensa que incluso la noche parecía el día. Pero no todo fue tan bello. La borrasca dejó sin suministro eléctrico a multitud de pueblos de las comunidades de Madrid, Castilla-La Mancha y Cataluña.
Debido a la cantidad masiva de nieve, sin precedentes conocidos recientes, algunos automovilistas desprevenidos y despistados e inconscientes ante los avisos generalizados de AEMET, quedaron atrapados en las carreteras durante horas, se suspendieron los servicios de transporte público en superficie y se produjeron multitud de daños materiales con hundimientos de estructuras, rotura de ramas y caídas de árboles. Todo un colapso para las principales ciudades como fue en la capital de España, Madrid.
Algo, que esperemos, tarde mucho en que vuelva a ocurrir.
S. Álvarez 2021